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Malditos helados: curiosidades y datos que hemos contado sobre el postre del verano

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Cuando llega el calor, no sabemos si los chicos se enamoran, pero sí que, en general, se comen más helados. No hace falta que lo jures: ese aspecto, sabor y variedad nos vuelven locos a muchos. Como buen participante del elenco veraniego que es, en Maldita.es recogemos las curiosidades, mitos y datos que hemos publicado sobre este refrescante postre.

Comer helado de forma habitual no es saludable (aunque puede haber alternativas interesantes)

Al contrario de lo que dice la canción, no es que todo lo que nos gusta sea ilegal, inmoral o engorde (aunque, de echar mano de helados de forma habitual, podría suceder, por su carga calórica). En este caso, el postre del verano por excelencia nos gusta, pero no es saludable si lo comemos en exceso. No solo por su alta carga energética, sino por el bajo valor nutricional que aportan.

Esto no quiere decir que los tengamos prohibidos, sino que debemos prestar atención a la frecuencia y cantidad que comemos. Si no son opciones de composición saludable, podemos considerar su consumo de forma esporádica y siempre dentro de un patrón dietético saludable.

Si nos pirran y no queremos renunciar a ellos, la clave está en elegir los más interesantes nutricionalmente hablando (menos azúcar y más cantidad de otros ingredientes, como la leche) o hacerlos nosotros mismos. El cómo te lo contamos en Maldita.es.

¿Por qué tenemos sed después de comer helado?

Si después de un polo o un sándwich de galleta y chocolate congelado (bueno, de cualquier tipo de helado) te entran unas ganas locas de meterte litro y medio de agua entre pecho y espalda para saciar la inesperada sed, tranquilo, que es normal. La culpa es del azúcar que incluyen y la reacción que esta provoca en nuestro cuerpo. Lo mismo sucede con los productos con alto contenido en sal. 

Al comer productos ricos en uno u otro, estos llegan a nuestro torrente sanguíneo haciendo que el agua del interior de las células salga de ellas (hacia el espacio extracelular) con el objetivo de reducir el gradiente de concentración. Al deshidratarse 'avisan' al cerebro de que necesitan reponer agua. Los osmorreceptores, células especializadas del cerebro, son los encargados de detectar la reducción de agua en el interior de las células. ¿El resultado? Exacto, la sed: la necesidad fisiológica de beber. Puedes leer sobre el proceso al completo en este artículo.

Sí, los helados también caducan

Si pretendes recuperar la caja de helados que guardaste en el congelador al terminar el verano pasado, que sea para tirarla: al igual que otros alimentos, estos postres también pueden ponerse malos. Aunque en su envase o envoltorio suelen llevar fecha de consumo preferente y no de caducidad, ¿podemos afirmar que caducan? “El concepto ‘caducar’ es un término con el que popularmente nos referimos a que se ha pasado de fecha y, generalmente, los consumidores no entramos a valorar si la de caducidad o la de consumo preferente”, señalaba a Maldita.es la dietista-nutricionista Beatriz Robles.

Como explicaba el dietista-nutricionista Daniel Ursúa Maldita.es, cualquier alimento, con el paso del tiempo, caduca o se estropea. “Si tiene proteínas y agua, más todavía. Los microorganismos, para crecer, necesitan actividad de agua, es decir, que haya algo de agua en su entorno”, señalaba. En el caso de los helados, dependerá del tipo y de su formulación (los de crema, por ejemplo, se echarán a perder antes). ¡Echa un ojo a lo que contábamos aquí para más detalles!

Óxido de etileno, aditivo E-410 y... ¿helados?

Hace unas semanas, una sustancia llamada óxido de etileno ocupó titulares a raíz de un llamamiento de la Comisión Europea para retirar del mercado una serie de productos, sobre todo helados, que podían estar contaminados con este producto a través del aditivo E-410 (goma garrofín o algarroba). Se trata de un estabilizante que les aporta textura cremosa, cuyo uso está autorizado y regulado y cuyo consumo es seguro.

Aunque normalmente no tiene ninguna relación con el óxido de etileno, la Red de Alerta Europea advirtió en junio de 2021 a España de que se habían detectado residuos del producto en algunos lotes del aditivo E-410. Puesto que ha aparecido en materias primas (especias y aditivos) que se utilizan en cantidades escasas, el nivel de exposición de los consumidores es muy reducido, según la AESAN. "Nos encontramos de forma general en un escenario de exposición puntual y en unas cantidades muy reducidas, y es poco probable la existencia de efectos adversos agudos con los niveles detectados". Te lo explicábamos en profundidad aquí.

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